top of page

¡Bienvenido

Al Horror!

Sólo un espejismo.

  • Foto del escritor: Andy Vaam
    Andy Vaam
  • 5 abr 2016
  • 6 Min. de lectura

Martes por la madrugada. Vuelves a tu casa, como de costumbre, solo por una excepción. Caminas a pasos agigantados, oyendo el crujir de las hojas bajo tus pies, sientes un silencio abrumador, algo sumamente extraño en la gran ciudad, incluso en las noches. Pero hoy no es un día cualquiera -No, al menos, en tu barrio- la ciudad se vio atemorizada por la noticia de la fuga de Joe Malck, el temible asesino serial.


La paranoia merodea por la ciudad, todo el mundo se encuentra en su hogar, escuchando, de los reporteros de radio, rumores acerca del prófugo homicida. Tú no te hayas ajeno a la situación, empeñaste tus cinco sentidos en vigilarte, sientes miedo, mucho miedo. Pero faltan solo cinco cuadras para llegar.


Te acercas a la esquina y, como de costumbre, vigilas lo más profundo del horizonte, con la intención de advertir la presencia de algún intruso. Pero, esta vez, no tuviste suerte. Una silueta humana se encuentra parada en la calle siguiente, aquella que se encuentra paralelamente ubicada al otro lado de la que tú estás transitando. El hombre te mira, de la misma manera que tú lo estás haciendo con él. Tu corazón se estremece, tus piernas parecen perder fuerza, lo que sientes, es puro terror. Miras a tu alrededor, buscando la más miserable ayuda que te saque de aprietos, pero estas completamente solo. Vuelves a mirar la silueta; sigue parado, en la misma posición, y sigue mirándote.


Intentas mantener la calma, aunque no lo estas logrando. Cruzas la calle simulando indiferencia, pero lo miras de reojo. La silueta te imita y, al igual que tú, te mira disimuladamente. La paciencia comienza a irse y, a la par, la tranquilidad. El primer edificio de la manzana, tapa al hombre que te acompaña, eso, lejos de ser favorecedor, provoca incertidumbre. Ahora, todo lo que este hombre haga, será un misterio para ti

.

La cuadra a seguir, será la más larga de tu vida. Pero intentas no acelerar el paso. La serenidad, ya casi extinta, debe ser tu arma primordial. Mientras la transitas, la imagen aterradora de Joe Malck no puede quitarse de tu mente, solo piensas en él. Intentas relajarte a través de la razón, pero esta, solo genera duda en ti. Intentas consolarte: “Tranquilo amigo, es solo un espejismo”. Pero eso, únicamente te inquieta más y más. Solo quedan cuatro cuadras.


El final de la manzana está llegando, tu paranoia imagina a Joe Malck girando la esquina, una y otra y otra vez. Pero eso no sucedió. Llegas a la intercepción. Inmediatamente, casi por instinto, miras al horizonte y ves lo peor. La silueta, ese mismo hombre que viste anteriormente, vuelve a acecharte. Y, al igual que la primera vez, te está mirando. Tu corazón se detiene un milisegundo, solo para volver a latir, pero esta vez, a una velocidad exagerada. Tu piel se eriza y se vuelve pálida inmediatamente después. Te quedas boquiabierto, totalmente paralizado. El hombre no se mueve, sigue ahí, inactivo, con la vista sumergida en ti. Te aterra, realmente te aterra.


Comienzas a caminar, otra vez. Y el hombre lo hace también, paralelamente. Como copiándote. Intentas mantener la calma, caminar despacio, para no levantar sospechas. Pero déjame decirte que lo estás haciendo terriblemente mal, cualquier persona, en kilómetros podría darse cuenta que estas asustado. Cualquier persona, en kilómetros, podría darse cuenta que eres el blanco perfecto para un asesino en serie. Tus piernas tiemblan, tus brazos también. El frio ya no parece ser un problema para ti –Lamentablemente-. Las hojas crujientes propias del otoño, pretenden delatarte, pero ya nada de eso importa ahora, pues, te encuentras cara a cara con la muerte.


-Tranquilo amigo, es solo un espejismo.-


La tercera manzana comenzó y, con ella, el peor horror de tu vida. Ya no importa Joe Malck, la policía, el frio, el crujir de las hojas, el soplar del viento helado. Solo importa tu vida, el llegar a casa tranquilo. Pero, ¡Por dios! faltan tres cuadras, toda una eternidad. En cualquier momento, Joe Malck puede doblar la esquina y situarse frente a ti, puede acabar tu vida. No quieres correr, eso es comprensible. Pero el pánico se apodera lentamente de ti, te consume. Ya has pensado, una idea sutil podría ser pedir ayuda en cualquier casa. Pero no olvides que la ciudad está en alerta, no precisamente en un toque de queda, pero si algo similar. Nadie se atreve a salir y mucho menos atender a un extraño. Esperar comprensión significaría una pérdida de tiempo.

Llegando a la intercepción. Una luz parece salvar tu vida. La reconoces enseguida, es un carro de policía. Corres hacia él, creyéndote liberado. Pero, cuando llegas a la esquina, tu ilusión se desvanece, tanto o más rápido que cuando despiertas del mejor sueño de tu vida. Bienvenido al mundo real, el carro siguió de largo, ignorándote por completo. Dejándote, nuevamente, a la deriva.


Miras al horizonte, no hay nadie, esa silueta atemorizante ya no está. Pero si hay algo que tu experiencia en películas de terror te ha enseñado es que, eso, nunca es buen síntoma. Sabes que algo peor se aproxima. No lo dudas, miras sobre tu hombro, detrás de ti. Y, lo que tanto temías se vuelve real.


-Tranquilo amigo, es solo un espejismo.-


Si el terror que sentías al tenerlo a una cuadra de distancia era insoportable, imagínate ahora que está a menos de 50 metros de tu presencia. Lo que sientes en este momento no tiene apodo, nunca nadie lo sintió, solo aquel que ha presenciado la muerte tan de cerca puede entenderte, solo aquel que no ha vivido para contarlo.


Ya no dudas, comienzas a correr. No importa lo absurdo que te veas ni lo débil que parezcas ante una mirada asesina. Sabes que correr es la única manera de salvar tu vida y, por eso, solo por eso, lo haces sin vacilar.


Solo dos cuadras.


Sabes que tu vida está en riesgo, sabes que no te puedes equivocar. Corres lo más rápido que puedes hasta que, quizás una grieta, quizás una roca o, quizás, tu propio destino suicida, se atraviesa en tu camino. Te hace caer, rodando por el suelo, dejándote sumamente vulnerable y desprotegido. Te paras rápidamente, intentando volver a comenzar, pero tus piernas ya no responden. Vuelves a tropezar.


Miras sobre tu hombro y ya no está. Se ha ido. Esa silueta infernal que te acosaba ya no te persigue, ya no te acecha, ya no te incomoda. ¡Oh, por dios! Eres libre. Te levantas del suelo. Tu pierna izquierda te castiga extraordinariamente, la mueves a duras penas. Probablemente esté quebrada. No importa ahora. Solo estas a media cuadra de tu casa.


Levantas la vista y tu rostro se paraliza. Casi de sorpresa, como burlándose de ti, la silueta retorna. Pero, ahora, frente a tu mirada. Te quedas perplejo, inmovilizado. Esta vez, a diferencia de las anteriores, puedes reconocer al hombre detrás de la sombra. No es Joe Malck, no es un policía ni un acosador. La respuesta es mucho más terrorífica de lo que pensabas: Eres tú mismo, mirándote fijamente, como si te hallaras frente a un espejo, como si el reflejo de tu inocencia obsesiva te estuviera jugando una mala pasada. Todo en él es igual a ti, su ropa, su pierna rota, su mirada desconcertante, sus gestos. Se mueve de la misma manera que lo estás haciendo tú ahora mismo.


-Tranquilo amigo, es solo un espejismo.-

Pero, de repente, su mirada cambia por completo, ya no trasmite espanto, sino malestar, horror y mucho sufrimiento. Ya no te imita, sino que actúa por sí solo, como si tuviera vida propia o, peor, como si te estuviera advirtiendo algo. Tu semejante, se lleva la mano al cuello y deja ver, en sus dedos, un baño de sangre que te perturba. Él mismo se examina y luego te mira a los ojos, como pidiendo ayuda. De pronto, su cuello se inunda en sangre y, seguidamente, su remera también. Tu reflejo vivo está muriendo decapitado frente a ti. Puedes ver el tajo, en su cuello, que lo llevará a la tumba… Que te llevará a ti también.


Cae de rodillas al suelo y tu retrocedes un paso. Estás confuso todavía cuando escuchas hojas crujir detrás de ti. Giras la cabeza y lo ves: Joe Malck te encontró. Y no digas que no te advertí.



-Tranquilo amigo, es solo un espejismo.-

 
 
 

Comments


Deja tu opinion...

Contactame:

© 2023 by Andy Vaam. Proudly created with Wix.com

Támbien puedes encontrarme:

  • Facebook Negro Square
  • Tumblr Black Square
  • Google+ Square Negro
bottom of page