Fin de Juego.
- Andy Vaam
- 11 jul 2015
- 2 Min. de lectura
El sol en tu ventana los sábados por la mañana, la pizza, la charla con amigos, la briza primaveral, el futbol, el básquet o tu deporte preferido… Un día, todo acabará. El aroma inconfundible de las hojas que constituyen un libro nuevo, su voz, que tanto placer te generaba, el goce incomparable de una decisión bien tomada… Todo será polvo. ¿Puedes entenderlo?
Es que, es nuestra condición de humano, aquella que tanto nos diferencia de los animales, aquella que nos permite sentirnos superiores las que, al mismo tiempo, no nutre de agonía, de terror hacia el olvido, de angustia existencial. Puesto que los animales no la necesitan, les basta vivir y ya. Pero somos nosotros, mortales que pretenden ser dioses, quienes nos preguntamos, al menos una vez en la vida: ¿Qué queda al final?
¿Qué queda si no es olvido? ¿Qué queda si no es polvo? Si la vida es un juego que merece ser jugado, ¿Qué sucede cuando este acaba? No hay ganadores ni perdedores, no hay revanchas, no hay botón de “reset”, simplemente, el juego se termina. Cada logro obtenido, cada lagrima derramada, cada libro leído, cada historia contada. Todo, absolutamente todo, reducido a la nada. A la inmunda nada. Al vacío cósmico. No habrá más frio ni calor, no habrá sonido ni silencio, no habrá luces, no habrá oscuridad, no habrá razón que valga, no habrá amor, no habrá odio, no habrá dolor, pero tampoco placer, no habrá sentidos, no habrá estímulos, no habrá filosofía, no habrá ignorancia, no habrá sopa en invierno, no habrá, siquiera, invierno. No habrá nada.
No importa lo que hagas en vida, no importa cuanta fortuna llegues a cosechar, no importa lo sabio que seas, ni lo habilidoso que puedas llegar a ser, no importa cuánto hayas ejercitado tu destreza, ni que tan feliz fuiste alguna vez. Nada de eso existirá allá, donde todos vamos.
Y un día, cuando tus hijos hayan muerto, cuando los hijos de tus hijos se hayan extinto, cuando la última persona que escuchó tu voz, haya cerrado los ojos para siempre, tu existencia desaparecerá por completo. Ya nadie sabrá quién fuiste, ni que fue de ti en este mundo. Pronto, mucho antes de que puedas imaginarlo, tu sola imagen se verá, simplemente, extinta. Y todo lo que fuiste, todo lo que alguna vez sentiste, todos tus recuerdos y emociones, serán borrados por completo de la realidad, y asi, al igual que tu, serán reducidos a la nada. ¿Puedes entenderlo?
¿Recuerdas lo que hacías antes de nacer? ¿Recuerdas esa escena tan graciosa que sucedió en tu infancia, pero que no recuerdas y que nunca nadie te contó? En eso mismo se reduce la nada. En que todo aquello que hayas vivido alguna vez, ya nunca más tendrá valor. Porque nunca nadie podrá percibirlo ni idealizarlo. En eso, precisamente en eso, se reducirá nuestra existencia.
¿Puedes entenderlo ahora?
Andy Vaam

Comments