The tube.
- Andy Vaam
- 4 dic 2014
- 3 Min. de lectura
El metro de Londres es el sistema de ferrocarril subterráneo más antiguo del mundo. Ocupa 400 km de la ciudad, y es considerado, por muchos, un entramado laberíntico de increíble magnitud. Eso, claro está, para quienes no habitan y transitan las calles de la capital inglesa. Dentro de la ciudad, los pasillos subterráneos del metro, se han ganado una fama mucho más espeluznante. Esto se debe a los múltiples fallecimientos durante su construcción, de homicidios perpetrados, y con motivo a que, en el siglo pasado, las autoridades londinenses escondieron enfermos de la peste para verlos morir en el olvido.

La fama de este subterráneo no termina allí, sino que, solo comienza. A partir de todas estas atrocidades, quienes, por motivos laborales o personales, tienen la necesidad de recorrer estos pasillos, afirman que, más de una vez, han sido testigos de hechos completamente aterradores en su carácter sobrenatural. Pero aún hay más. Según estadísticas cada año fallecen en el metro de Londres cerca de 100 personas, la mayoría por suicidios y accidentes. Uno de los casos más famosos fue el del trabajados que cayó en la vías electrificadas y, luego de recibir 20.000 voltios, logró sobrevivir. Antes de que este hombre se golpeara contra las vías, muchos testigos afirman haber visto cómo una mujer fantasmal acariciaba dulcemente la cabeza del trabajador. Una mujer ya conocida por historiadores y estudiosos de lo paranormal. Una mujer que falleció electrocutadaen esa misma zona, después de caer en las vías durante la Segunda Guerra Mundial.

Otro caso muy famoso es el sucedido en la estación de Bethnal Green. Aquí, en la Segunda Guerra mundial, un 3 de marzo de 1943, fallecieron multitud de mujeres y niños aplastados por el derrumbe de una escalera. Una tragedia inenarrable, envuelta en gritos agonía y lamentos de dolor que, según testigos, aun siguen escuchándose por la noche de Bethnal Green, helando la sangre de cualquiera que transite esta estación.

El hombre de la lámpara Tilly
Quizás, la historia más impactante del metro de Londres, es la sucedida en 1984, en los túneles de la línea Northern Line. Paul Fisher era el operario encargado de recorrer las vías por las noches, un protocolo del metro que consiste en patrullar alguno de los tramos con una linterna por medidas de seguridad. Cuando llegó a un punto determinado de las vías en Northen Line, Paul, se encontró a un hombre entrado en años que sujetaba en las manos una lámpara. Una lámpara antigua de las llamadas Tilly. Lo primero que Paul pensó era que se trataba de otro trabajador como él, otro hombre que, por las razones que fueran, sujetaba una lámpara más antigua. Paul fue en busca del hombre. Pero cuando intentó acercarse a él, éste, desapareció. Cuando llegó a la oficina explicó lo ocurrido a su supervisor, era nuevo en el trabajo y aún no conocía bien todas las rutinas. Y las historias asociadas a esa estación. Curiosamente, un hombre que en 1950, murió atropellado por un tren mientras trabajaba en un compresor en el túnel con solo una lampara Tilly… Un hombre que, alguna que otra noche, vuelve para finalizar aquello que no pudo terminar.

Resulta curioso, después de todo lo leído que, en 1860, un profeta apocalíptico escocés llamado Reverendo John Cumming, nos dejó una extraña opinión sobre la idea de disponer de un tren en la ciudad:
"El próximo fin del mundo será acelerado por la construcción de los ferrocarriles subterráneos accediendo al interior de las regiones infernales y perturbando al mismísimo Diablo."
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